lunes, 15 de julio de 2013

Diego Valencia. Tanta joroba o la pérdida del norte gregario.






I.                   INTRODUCCIÓN


La novela ecuatoriana contemporánea se caracteriza por narradores y situaciones alejadas de los rituales políticos que dominaban los temperamentos, actitudes y deseos de los personajes o protagonistas del realismo, romanticismo y otros primeros ismos de literaturas anteriores. No es que estos personajes hayan por arte de magia perdido su noción de clase o formen una sociedad utópica, sino, que sus motivaciones ya no tienen que ver con el cambio y la transformación gregaria, social y colectiva.

Los personajes actuales, sobre todo en las novelas de autores nacidos tras el boom petrolero y posterior gobierno democrático de ciudades con Quito y Guayaquil corren sobre una corriente subjetivista, esto es, la importancia, la prioridad a los actos, las emociones y los sentimientos propios, motivo para buscarse y futuro argumento de la obra. Estos actos/viajes a veces parecen ser el núcleo, la principal tara y sino que componen los capítulos, eso sucede en Tanta joroba, situaciones mínimas, personas que obstaculizan a otras y protagonistas que se estorban a sí mismos, también los monólogos implícitos de la protagonista que la narran, la describen y sobre todo forman su estructura, la determinan como personaje, dentro de un gran mundo de siluetas. Algún crítico ha dicho de esta que es una literatura del ombligo, pero, hay otras características como para pensar solo en una mera biografía narcisista, más bien una literatura de membranas.

La novela al final cierra de manera circular, acercándose de este modo a la idea de volver sobre lo conocido, punto al que tan bien han regresado obras como El secreto.



II.                 MARCO TEÓRICO


Yuta es una mujer que busca estabilidad emocional y quizás a un hombre que reemplace la ausencia emocional del suyo propio. A través del sexo, y de encuentros donde ella descubre sensaciones desconocidas y agradables, Yuta aprueba casarse y vivir la vida de esposa junto a Viso, un hombre quizás algo mayor que ella, (Yuta tiene 21 años) que trabaja y la mantiene a ella en casa.

La continua curiosidad de Yuta hace que ella busque sin querer encontrarlo a Boti, su medio hermano al que creía desaparecido. Hay que sumar el malestar del matrimonio, es decir, que Yuta siente la indiferencia y la pérdida de amor y pasión en la relación de pareja, tras tres meses de matrimonio. Eso y las infidelidades de su esposo, infidelidades que ella primero presiente o presupone que luego se van realizando. Boti, su medio hermano entra en un juego en donde él actúa como por la mano de ella, es decir, no hace nada, ni tampoco evita los futuros encuentros con ella.

Toda esta situación nueva, todo este recuerdo que ella disfruta de las cosas perdidas y sobre todo del erotismo y del peligro vuelven a Yuta un poco más inestable de lo que ya es. Ella siente un malestar propio de quien infringe una ley, en este caso la fidelidad y al mismo tiempo su propia dignidad, el amor y respeto por uno mismo. En este transcurso Yuta va degradándose, perdiendo las pocas cosas en las que ella cree, ya sean de corte moral o personal, lo que la lleva a planear actos de venganza, actos que ponen en riesgo otras vidas.

Yuta, Boti, Viso forman uno de esos triángulos equiláteros que pueden ser vistos de igual modo por cualquiera de sus lados sin que nada cambie en su forma, lo delicado es que las bases de aquel triángulo son el aire y las convenciones más débiles de la sociedad, es decir, la pérdida total del individuo y su posible reconstrucción en un ser corrupto. La novela muestra la vida de uno solo de sus personajes, es decir pormenoriza en Yuta pero quizás su vida, su mapa sirva para entender la vida de sus compañeros y al mismo tiempo para esbozar el plano colectivo actual. Un poco se sugiere esa idea de las familias y las ciudades grandes donde se vive las reglas de los antiguos pueblos canónicos, bíblicos, con todo el peso del componente andino, de la realidad socio ecuatoriana. Claro, pero puertas adentro.


III.              CONCLUSIONES


-          La novela es breve en su tratamiento, a diferencia de literaturas latinas que preferían cantidades interminables de texto. Hay un afán por describir la sociedad patriarcal pero sin pormenorizar en sus orígenes u efectos sino focalizándose en sus actores.

-          El tiempo va de un lado a otro pues la narración está realizada en primera persona y ese narrador nos cuenta desde un sitio indeterminado hechos pasados y nos adelante también en el tiempo.

-          La novela ecuatoriana actual se acerca más a temas metafísicos y existenciales donde la búsqueda del individuo ya no es solo personal. El poder colectivo y político parece haber desaparecido reemplazado en su lugar por un montón de pequeños huérfanos que llevan diarios o bitácoras de viaje, un viaje al que nadie los ha convocado.


IV.              NETGRAFÍA




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